El patrón Backend for Frontend (BFF) consiste en crear micro-backends personalizados para cada tipo de cliente —ya sea web, mobile o IoT— en lugar de usar una única API genérica para todos. ¿Por qué? Porque cada interfaz tiene necesidades distintas: lo que necesita una app móvil no es lo mismo que lo que requiere un dashboard web. Con BFF, se evita el overfetching (traer de más) o underfetching (quedarse corto), se adaptan las respuestas al contexto del cliente y se encapsula la lógica de orquestar múltiples servicios backend. Este enfoque mejora la performance, facilita el versionado de interfaces y da más autonomía a los equipos de frontend para iterar sin frenar al resto.