Antes de lanzar una aplicación, es clave asegurarse de que todo funcione bien. Aquí entra el testing, que es el proceso de evaluar un software para detectar errores, verificar que cumpla con los requisitos y garantizar que la experiencia del usuario sea óptima. Existen distintos tipos de pruebas, como unitarias (se prueban partes pequeñas del código), funcionales (se verifica que todo haga lo que debe) y de rendimiento (se mide cómo responde el sistema bajo diferentes cargas de trabajo). Un buen testing evita problemas en producción y mejora la calidad del software.