Test-Driven Security es como TDD pero con paranoia saludable: antes de arreglar una vulnerabilidad, escribís un test que intenta explotarla —inyecciones SQL, CSRF, XSS, deserialización maliciosa, lo que venga. Una vez que el test falla (como debe), corregís el código hasta que pase. ¿Por qué hacerlo así? Porque te asegura que el agujero realmente está cerrado y que no se volverá a abrir sin que alguien lo note. Al integrarlo en tu CI/CD, prevenís regresiones de seguridad y ganás confianza sin esperar a que te lo reporte un hacker aburrido un sábado a la noche.